miércoles, 28 de diciembre de 2011

Pia III

De pequeña le dijeron una vez que no era así, se lo dijo una tía suya, una vieja aburrida que perdía el tiempo con novios jóvenes que le quitaban el poco tiempo que le quedaba y gran parte del dinero que le había dejado su fallecido marido.
Pero por ams que aquella mujer hoy sea una sombra de lo que en otro tiempo fue, no el falta razón, Pia nunca fue así, y aunque si ahora hurgamos en su familia, en su entorno todo parece modélico, hubo una época breve pero intensa de su vida en la que la rutina familiar se veía sacudida pro sucesivos cataclismos y hecatombes familiares.

Aun puede recordar la noche en que la despertaron los gritos desesperados de su madre, sus padres estaban otra vez discutiendo como se habían habituado a hacer en los dos últimos meses, la voz grave e imperturbable de su padre era como un estruendo cuando sus nervios estallaban, a ella le recordaba al rugido de las máquinas de la fundición.

Sus padres siempre evitaban contarle lo que sucedía, siempre intentaban mantenerla en la inopia cerca de que discutían, pero pese a ser tan pequeña lo sabia muy bien, su padre quería hacer algo muy malo, muy egoísta, y su madre tenía miedo
Pero ahí se interrumpía su recuerdo, una sensación tormentosa la sacudía cuando trataba de continuar rememorando aquel día, su mente se frenaba y se detenía en aquel justo instante.
Era irrastreable aquel recuerdo tan vivido hasta hacia ese punto.

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